Preocupación en Tucumán: 8 de cada 10 adolescentes de entre 16 y 17 años trabajan para el mercado

Una encuesta reciente realizada en escuelas de zonas rurales de Tucumán por la organización Desarrollo y Autogestión (DyA) revela datos preocupantes sobre el trabajo adolescente en la provincia. Según los resultados, el 68% de los estudiantes de entre 11 y 15 años encuestados realiza actividades laborales vinculadas al mercado, y esa cifra asciende al 80% en el grupo de 16 y 17 años.

El estudio, aplicado en cinco escuelas de zonas rurales del departamento de Monteros (en localidades como Famaillá, Santa Lucía y Teniente Berdina), fue realizado de forma voluntaria y con consentimiento por más de 500 estudiantes, en articulación con las autoridades educativas provinciales y actores comunitarios. Los datos permiten dimensionar una problemática estructural que se mantiene oculta en los márgenes del sistema educativo.

Estos resultados ponen en evidencia trayectorias escolares atravesadas por la doble carga del estudio y el trabajo, en un contexto de creciente fragilidad económica en los hogares rurales de Tucumán. Son adolescentes que, muchas veces, se ven obligados a contribuir al ingreso familiar mientras intentan sostener su permanencia en la escuela, explicó Helga Fourcade, Directora de DyA Argentina.

Varones en tareas rurales, mujeres en roles de cuidado

La encuesta también mostró fuertes desigualdades de género en las formas de trabajo adolescente. Mientras que los varones tienden a realizar labores agrícolas, construcción o actividades para terceros fuera del hogar, las mujeres presentan mayores índices de trabajo doméstico intensivo y de preparación y venta de alimentos.

Además del trabajo para el mercado, el 63% de los estudiantes varones de entre 11 y 15 años también realiza tareas de autoconsumo familiar (como cultivar, cosechar o cuidar animales), lo que incrementa su carga de trabajo total.

Un llamado a reforzar las políticas de prevención

Desde DyA remarcan que este relevamiento constituye una herramienta clave para el diseño de políticas públicas, y un insumo concreto para la prevención del trabajo infantil y adolescente en zonas rurales. La organización cuenta con una amplia trayectoria en la región y actualmente implementa proyectos de inclusión educativa y laboral junto a municipios, escuelas, sindicatos y empresas.

En un contexto donde el trabajo infantil sigue siendo una de las principales causas de abandono escolar, desde la organización insisten en la necesidad de estrategias integrales que combinen educación inclusiva, apoyo a las familias y monitoreo de condiciones laborales. Asimismo, enfatizan que la erradicación del trabajo infantil es una responsabilidad colectiva que involucra al Estado, las organizaciones sociales, el sector productivo y la comunidad en su conjunto.

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